El éxito de Sagarminaga Atelier reside en la diversidad y dedicación de todas las personas que conforman nuestro equipo.

En 2017, Gabriela de Sagarminaga crea Sagarminaga Atelier, un estudio y taller de artesanía que nace de una ilusión: recoger una tradición ancestral, la del trabajo artesanal de las fibras vegetales, para diseñar y producir piezas exclusivas y atemporales, y crear espacios con un gran valor expresivo. 

Su creatividad y curiosidad confluyen en sus piezas y proyectos, donde conceptos como tradición, innovación y respeto por las técnicas y las materias primas adquieren una especial relevancia. También su experiencia en los sectores de la moda y el diseño, y su trayectoria como investigadora en innovación social, brindan a su trabajo una particular sensibilidad respecto a la escala humana, la búsqueda de la belleza, la estética y el desarrollo sostenible.

“Decidí montar mi propia firma para buscar mi lenguaje y explorar mis capacidades y mis referencias y así poder crear mis propios modelos.

Estudié Estilismo y Coordinación de moda en el IED, Fashion Design Styling en la Central Saint Martins de Londres y un Máster en Dirección de Marketing en ESIC. Después de trabajar un año con Custo Barcelona y tres en Flaqué Internacional, que eran quienes llevaban entonces el peso de la moda en Barcelona, decidí irme a vivir a América Latina y montar mi propio proyecto, Da un Giro, con el que recorrí seis países durante seis meses para entrevistar a personas, comunidades y empresas que trabajaban por el bien común. Cuando terminé mi viaje, me contrataron como investigadora para idear un modelo de Living Lab en Inspiralab, en el distrito de Innovación, Ciencia y Tecnología de Medellín, donde aprendí muchísimo sobre procesos de creación y transformación social.

Volví a Bilbao, a mi ciudad natal. Tenía ganas de volver a trabajar con las manos, así que creé un proyecto de investigación sobre la relación entre las diferentes técnicas artesanales y el territorio. Me seleccionaron en el Medialab Prado de Madrid para hacer una residencia y desarrollar el proyecto y fue ahí donde me encontré con el esparto, ya que las instalaciones del Medialab, que están en la zona de Atocha, se levantan sobre un antiguo espartizal. Esta residencia me permitió llevar a cabo una investigación profunda sobre el esparto para entender sus significados para la cultura española y cómo se posiciona en el mercado económico y cultural.

Decidí volver a Bilbao para montar mi propia firma y seguir investigando sobre la artesanía en esparto y las técnicas tradicionales de producción, y para buscar mi lenguaje y explorar mis capacidades y mis referencias y así poder crear mis propios modelos. Empecé entonces a diseñar productos con el objetivo de que tuvieran algo detrás, que contaran su propia historia y no solo sirvieran como objetos decorativos. Es entonces cuando nació Sagarminaga Aterlier.