La ambientación de espacios implica más que decorar

_DSF7660(2).jpg

La mayor parte de nuestra vida transcurre dentro de los edificios. Por esto, es necesario ambientarlos con mucha atención. Los espacios pueden tener una vida propia. Cuando están vacíos cuentan una historia, y ornamentados transmiten un mensaje totalmente diferente. Pero cuando estos están ambientados coherentemente, entonces los mensajes desarrollan un contenido más visceral.

Aunque puede haber similitudes en su significado, la decoración y la ambientación no terminan de converger. Cuando la decoración parece que se reduce a la utilización de objetos decorativos para rellenar el espacio, la ambientación se presenta como algo más complejo y sensorial que la suma de las piezas decorativas; hablamos de crear espacios donde puedan aflorar las experiencias. La ambientación trata de abrir interiores emocionantes y rebosantes de vida, de diseñar relaciones íntimas entre las personas y los espacios. De personificar los lugares y de realizar transmisiones de identidad del propietario a este ambiente, haciendo que estos cobren vida y sentimiento.

_DSF7857(1).jpg

Es común escuchar que los caminos se abren para aquellos que siguen su intuición, y esta expresión no pierde relevancia en nuestra profesión como diseñadores y artesanos. En los procesos creativos que anteceden a la ambientación de un espacio, investigamos, nos inspiramos y escogemos los patrones para cada proyecto. Finalmente, la intuición, la habilidad humana más única, alcanza su culmen cuando nos permite valorar y aplicar en los diseños toda la información recogida. Estas ideas resultantes vitalizan y hacen intemporales los espacios.

En Sagarminaga Atelier decoramos para ambientar, y ambientamos para permitir que la vida se exprese. Nuestra intuición nos dice que el punto de luz no está centrado en los bienes decorativos, sino en las personas, la inmaterialidad de las emociones y en lograr expresar el lenguaje de todos nosotros.

_DSF7590(1).jpg
Anterior
Anterior

Sagarminaga Atelier: Las fundaciones de nuestro viaje

Siguiente
Siguiente

Geometría: bajo una nueva luz